JUEGOS TRADICIONALES EN DIFERENTES GENERACIONES

Mi familia por parte de madre y de padre es originaria de Valencia, concretamente del barrio del Cabañal. En este, según mis abuelos nunca ha habido trinquets. Así pues, me han confirmado que no recuerdan que tengamos ningún antecesor “pilotari”.

Por lo que he podido averiguar, mis bisabuelos jugaban a fútbol y a los chavos; mientras que mis bisabuelas si jugaban a algo era a las muñecas y al sambori.

Por otra parte, mis abuelos y abuelas recuerdan haber jugado alguna vez a los siguientes juegos: fútbol (solo los chicos); churro, media manga y mangotero; chavos negros (solo los chicos ya que se jugaban dinero), a la peonza, a los cromos (más los chicos), a pico y pala, al guá, al pollito inglés (más típico entre las chicas), al sambori (más las chicas), billar (los chicos), a contar historias … Y mi abuelo me ha contado también que en la calle jugaban a hacer gamberradas; por ejemplo, a tocar a los picaportes de las casas con hilos de pescar largos, de tal forma que cuando se asomaban a ver quien estaba llamando no había nadie porque estaban todos escondidos muy lejos con el otro extremo del hilo de pescar.

Mis padres me han contado que ellos no han jugado mucho en la calle pero que recuerdan haber jugado a: fútbol (sobre todo mi padre), a la goma (mi madre), a la comba (mi madre), a pillar, a las chapas, a la peonza, a cromos, a juegos con las manos, a churro va, a tellas, a tocar el timbre y salir corriendo… De hecho, tanto mi padre como mi madre recuerdan haber ido más a salas de recreativos o haber jugado a videoconsolas que haber jugado en la calle. 

Así pues, con este eje cronológico se puede observar como mis abuelos han jugado mucho más en la calle que lo que han jugado mis padres; y a su vez mis padres han jugado mucho más en la calle que yo. 

Por otra parte, me gustaría destacar la diferenciación de juegos entre “de chicas” y “de chicos”. Cuando mis abuelos y abuelas me comentaban a que jugaban cuando eran pequeños, pude observar como mis abuelos decían muchos más juegos que mis abuelas. Estas últimas dijeron que a pesar de no poder ir a escuela porque eso: “lo hacía el varón de la casa” o tener que dejar la escuela muy pronto, el tiempo “libre” que tenían era mayoritariamente para hacer tareas del hogar o para ayudar a la familia; rara vez para jugar. Aún así, cuando podían jugar era a ciertos juegos y no a todos los que quisiesen, ya que el hecho de que una mujer jugase a fútbol no estaba bien visto. Las mujeres tenían que jugar con muñecas, al sambori, al pollito inglés, etc.  

Esta diferenciación de juegos entre sexos no era tan visible cuando mi madre jugaba en la calle, aunque seguían existiendo y los roles de género eran muy patentes en la sociedad.

También gracias a este eje cronológico se puede observar invento de la TV y las nuevas tecnologías hizo que muchos niños cambiaran jugar en la calle por jugar en casa con las videoconsolas. En mi caso, esto se ha podido notar cuando mis padres introducen las salas de recreativos y las videoconsolas como juegos que hacían cuando eran pequeños. De hecho, yo recuerdo haber invitado a mis amigos y amigas muchas más veces a casa para jugar a la videoconsola (a la Wii concretamente), que haber salido a la calle a jugar. 

Sí que es verdad que la sociedad en la que vivieron nuestros bisabuelos no es la misma que la que vivieron nuestros abuelos, que a su vez no es la misma que la que vivieron nuestros padres y a su vez no tiene nada que ver con la que estamos viviendo nosotros. Antes se jugaba más en la calle porque: era más seguro, había menos tráfico (o ni siquiera existían los coches), la gente del barrio se conocía entre ellos y había más confianza, había menos estrés en nuestras vidas y esto permitía socializar más con la gente, éramos menos individualistas … Y por ende, podemos decir que la sociedad ha influenciado mucho en los juegos que se han llevado a cabo en el tiempo libre de cada generación.